Las glándulas están formadas por células epiteliales secretoras (glandulares), que están especializadas en la síntesis, almacenamiento (no en todos los casos) y secreción de distintos productos. Estos pueden ser de naturaleza muy variada (peptídica, proteica, glucídica, lipídica, aminérgica).
La síntesis, almacenamiento y liberación de cada uno de esos tipos de productos requiere el desarrollo de orgánulos celulares específicos, tales como ribosomas, retículo endoplasmático rugoso o liso, dictiosomas del aparato de Golgi, etc., formas de almacenamiento, si es el caso, por ejemplo en gránulos y para su secreción. Por ello, los distintos tipos de células glandulares presenta unas características específicas, que permiten reconocerlas histológicamente.
Las células glandulares muestran, generalmente, una polaridad celular estructural y funcional, que es debida a la presencia de un polo secretor, por el cual se libera el producto de secreción, y un polo de síntesis del mismo, en el cual se encuentran los orgánulos celulares que intervienen en su formación. Cuando el producto de secreción se almacena en gránulos, estos se acumulan en el polo secretor.
Además de por el tipo de producto de secreción, histológicamente las glándulas se clasifican atendiendo al medio al cual vierten su secreción y a su estructura, incluyendo número de células que la forman, forma de los acúmulos secretores y otras características, como se describe a continuación.
- Glándulas exocrinas, que vierten su secreción al medio externo, incluyendo la superficie corporal o la luz de los órganos huecos que contienen el medio externo (tubo digestivo, vías respiratorias, conductos urinarios y genitales).
las glándulas exocrinas mantienen continuidad con el epitelio de revestimiento del cual se originan, de forma que su polo secretor comunica con el medio externo, bien directamente o, más comúnmente, a través de un conducto excretor, formado por una continuación del propio epitelio de revestimiento.
- Glándulas endocrinas, que carecen de conductos excretores y cuyos productos de secreción, conocidos como hormonas, son liberados al medio interno (sangre, hemolinfa, líquido intersticial...).
- Glándulas unicelulares, formadas por células epiteliales secretoras individuales, tales como las células caliciformes que se sitúan distribuidas entre las células de revestimiento del epitelio intestinal de vertebrados.
- Glándulas pluricelulares, constituidas por agrupaciones de células secretoras y, frecuentemente, epiteliales de revestimiento, que generalmente se acumulan en regiones anatómicas concretas y forman órganos, como es el caso de las glándulas salivales macroscópicas de mamíferos. Otras veces las células glandulares quedan incluidas en otros órganos, como es el caso de los islotes de Langerhans del páncreas de mamíferos, que contienen células endocrinas.
Son glándulas que secretan al medio externo, bien a la superficie corporal (epidermis, branquias) o a la luz de órganos huecos con aberturas que comunican con el exterior (tubos digestivos y genitourinarios, vías respiratorias, pulmones). Pueden ser tanto unicelulares como pluricelulares. Secretan una gran variedad de productos de diferente naturaleza, principalmente glucoproteínas, mucopolisacáridos (mucus), lípidos y ceras, pero también iones.
Las glándulas exocrinas unicelulares se localizan entre las células de los epitelios de revestimiento cuyo polo apical da al medio externo. El polo secretor de estas glándulas se orienta hacia el polo apical del epitelio, mientras que el núcleo y los orgánulos de síntesis se sitúan hacia el polo basal celular y del epitelio.
En las glándulas exocrinas pluricelulares, las células secretoras se acumulan en zonas concretas, formando los adenómeros, los cuales contienen una luz que es continua con el medio externo, hacia la cual se orienta el polo secretor de las células glandulares.
Los adenómeros pueden conectar directamente con el epitelio de revestimiento del que proceden, es decir, se abren a la superficie del epitelio, o pueden situarse más o menos profundamente en el tejido conjuntivo (lamina propia, dermis) y conectar con el epitelio superficial mediante un conducto excretor. Este conducto está formado por epitelio de revestimiento, que según la glándula puede presentar especializaciones características, como por ejemplo, estriaciones basales en algunas glándulas salivales de mamíferos.
El límite basal de cada adenómero está marcado por la presencia de la membrana basal, que es continua con la del epitelio del conducto excretor y la del epitelio de revestimiento con el cual comunica.
En algunas glándulas pluricelulares se encuentran células mioepiteliales, ramificadas y contráctiles, que se sitúan debajo del epitelio glandular o de los conductos excretores, envueltas por la membrana basal del adenómero o conducto.
Los adenómeros y los conductos excretores están soportados por tejido conjuntivo subyacente. Generalmente, el tejido conjuntivo más próximo a los adenómeros es de tipo laxo y que contiene fibras de reticulina, que envuelven a los adenómeros.
Las glándulas pluricelulares de mayor tamaño suelen estar encapsuladas por tejido conjuntivo y divididas en porciones. Las divisiones más grandes se denominan lóbulos y sus subdivisiones reciben el nombre de lobulillos. Estas divisiones se deben a septos de tejido conjuntivo, que parten desde la cápsula y se ramifican para dar lugar a septos cada vez más delgados. A través de ellos discurren la vascularización y la inervación hacia los adenómeros y, en su caso, los conductos excretores.
Según su forma, las glándulas unicelulares se denominan cúbicas o prismáticas. Un caso particular de las prismáticas son las células caliciformes, mucosas y propias del epitelio intestinal, que tienen forma de cáliz, con su extremo basal adelgazado, una parte ensanchada basal que aloja al núcleo, y un extremo apical secretor con forma globosa.
Las glándulas pluricelulares se clasifican por la forma de los adenómeros y la presencia o no de conductos excretores, si estos están ramificados o no.
En cuanto a los conductos excretores, se distinguen:
-Epitelios de revestimiento secretores, tanto estratificados como simples, que no tienen conducto excretor y en los cuales la mayoría de las células son mucosecretoras.
En el caso de los epitelios simples, el mucus forma una capa continua de cierto grosor sobre el epitelio y no se observan gránulos mucosos en el polo apical de las células, por lo que estos epitelios se denominan también como epitelios simples con borde apical de polo mucoso cerrado.
- Glándulas simples, en las que el adenómero o varios adenómeros desembocan al exterior a través de único conducto excretor. Cuando existen varios adenómeros que desembocan en el mismo conducto excretor, a glándula es ramificada (glándula simple ramificada).
- Glándulas compuestas, que presentan varios adenómeros con conductos excretores individuales que se unen entre si formando una arborización de conductos excretores ramificados. Los conductos excretores de las glándulas compuestas reciben diferentes nombres según su localización, generalmente desde los iniciales (más pequeños) a los finales, que desembocan al exterior, intralobulillares, interlobulillares e interlobulares
Atendiendo a su forma, los adenómeros se clasifican en:
- Acinares o alveolares, con adenómeros redondeados o en forma de saco ensanchado y luz amplia.
- Tubulares, cuando los adenómeros tienen forma alargada, que a veces puede enrollarse sobre si mismos formando un ovillo, y su luz es estrecha.
- Tubuloacinares, cuando la porción proximal al conducto excretor de la glándula es tubular y la distal (el fondo) es acinar.
Atendiendo al tipo de producto de secreción, las glándulas exocrinas, tanto unicelulares como pluricelulares, se clasifican en:
- Glándulas mucosas, cuando secretan mucopolisacáridos, lo que da lugar a una secreción viscosa (el mucus o moco). En la mayoría de las glándulas mucosas, este tipo celular presenta un citoplasma apical lleno de gránulos de mucus, que no se tiñen con técnicas de rutina, como HE o tinciones tricrómicas, no se tiñen, por lo que el citoplasma aparece vacío. El mucus contenido en esos gránulos puede visualizarse utilizando técnicas de tinción para mucopolisacáridos, como la del PAS o la del Azul alcián. Esta última técnica, en función del pH del colorante, permite diferenciar tipos de mucopolisacáridos neutros, poco sulfatados, que se tiñen de color verdoso, de los básicos, fuertemente sulfatados, que se tiñen de color azulado.
Tanto en las glándulas unicelulares como en los adenómeros de las glándulas pluricelulares mucosas, el núcleo y los orgánulos que participan en la síntesis de los mucopolisacáridos se localizan en la parte basal de las células. Sin embargo, esto es debido a que durante el procesamiento de fijación e inclusión del tejido los gránulos de mucus se hinchan, lo que provoca el desplazamiento del núcleo y los orgánulos hacia el polo basal. Así, en las células mucosas en desarrollo el núcleo ocupa una posición más central
- Glándulas serosas, cuya secreción está formada por proteínas o glucoproteínas, que se acumulan en gránulos de diversos tamaños y características tintoriales, acidófilos o basófilos, o formar estructuras complejas, dependiendo de la naturaleza de la(s) proteína(s) que contienen.
El citoplasma de las células exocrinas serosas presenta regiones perinucleares basófilas, que corresponden a acúmulos de retículo endoplasmático rugoso, y el núcleo suele localizarse en posición central o ligeramente desplazado hacia el polo basal. En proximidad al núcleo y a las cisternas del retículo se localizan dictiosomas del Golgi, a partir de los cuales se forman los gránulos de secreción.
- Glándulas mixtas, término que se aplica tanto a glándulas pluricelulares que presentan adenómeros mucosos y serosos, que se pueden localizar en diferentes lóbulos (o lobulillos) o mezclados dentro de los mismos.
Igualmente, se incluyen en esta clase a los adenómeros mixtos, que son característicos de las glándulas salivales submandibulares de mamíferos. En estos adenómeros las células mucosas se acumulan hacia el extremo proximal al conducto excretor, mientras que las células serosas se suelen situar en la parte distal del mismo, formando las llamadas semilunas serosas de von Ebner (o de Gianuzzi).
También tienen secreción mixta las glándulas fúndicas del estómago de vertebrados, que contienen células mucosas (del cuello) y células serosas (principales). Además, en los mamíferos estas glándulas contienen las células oxínticas (o parietales) secretoras de iones Cl- y H- (ácido clorhídrico).
Por otra parte, son mixtos los adenómeros mamarios, cuyas células secretoras tienen secreción serosa (proteínas lácteas), lipídica y glucídica (lactosa).
- Glándulas secretoras de lípidos o ceras, que sintetizan y secretan sustancias grasas en forma de gotas en su citoplasma. Con técnicas histológicas de inclusión en parafina, los lípidos son extraídos por los disolventes orgánicos y el citoplasma muestra solamente los huecos que ocupaban las gotas lipídicas.
Atendiendo a la forma de liberación del producto de secreción las glándulas exocrinas se clasifican en:
- Merocrinas, en las que la secreción se realiza por exocitosis. Es decir, el producto está almacenado en gránulos y la membrana de estos se fusiona con la membrana plasmática, lo que permite la liberación del producto de secreción. Es el caso de la secreción mucosa por las células caliciformes o de la secreción serosa por las células pancreáticas exocrinas.
- Apocrinas, en las que la secreción se produce al desprenderse una porción del polo apical de la célula glandular, sin que ello implique la muerte de la misma. La porción apical del que se desprende, formada por una parte del citoplasma y la membrana plasmática que lo rodea, contiene los productos de secreción. Esta forma de secreción es típica de las células secretoras mamarias, en las que la porción celular que se desprende incluye grandes gotas de lípidos, proteínas y glúcidos.
- Holocrina, en las cuales las células glandulares degeneran tras sintetizar y almacenar el producto. Este se libera al romperse la membrana plasmática. Esta es la forma de secreción de las glándulas sebáceas del tegumento de mamíferos, que almacenan gotas de lípidos y ceras, que se liberan al morir y romperse las células secretoras.
Una glándula exocrina dada puede presentar varias de las características de morfología y tipo de secreción, por lo que su denominación histológica debe comprender varios de los términos de clasificación anteriormente indicados, tales como glándula unicelular mucosa merocrina, glándula simple alveolar (o acinar) mucosa o glándula compuesta tubuloalveolar serosa merocrina.
Las glándulas endocrinas, que secretan hormonas al medio interno, se originan embrionariamente en epitelios de revestimiento y pueden constituir glándulas unicelulares o pluricelulares. Se clasifican atendiendo a su morfología y producto de secreción
- Glándulas endocrinas unicelulares, que quedan ancladas al epitelio de revestimiento del cual se originan, pero con su polo basal, secretor, orientado hacia la membrana basal del mismo, de forma que las hormonas se vierten al espacio intercelular o medio intersticial o al circulante (sangre, hemolinfa...).
Un ejemplo de glándulas endocrinas unicelulares son las del sistema enteroendocrino, que se compone de numerosas células endocrinas alojadas, de forma dispersa, entre las células de revestimiento del epitelio que recubre la luz del tubo digestivo de vertebrados. Sistemas semejantes, formados por glándulas endocrinas unicelulares, se encuentran también en otros aparatos orgánicos (respiratorio, renal, sexual) y en glándulas endocrinas de vertebrados.
En todos ellos, ese sistema comprende muchos tipos de glándulas endocrinas unicelulares, que se diferencian por el tipo de hormona que secretan, por su localización y por su morfología. Inicialmente, estas células endocrinas se clasificaron por sus características tintoriales (cromafines, argentafines, argirófilas, metacromáticas) y la capacidad de capturar y descarboxilar aminas (células APUD). Sin embargo, hoy en día las técnicas de inmunodetección, tales como la de la inmunoperoxidasa, permiten identificarlas por el tipo de producto que secretan.
De aquella terminología, en cuanto a la estructura, queda como relevante la clasificación en glándulas endocrinas unicelulares abiertas, cuyo polo apical contacta con el medio externo (por ejemplo, la luz del estómago) y las cerradas, que no llegan a la superficie del epitelio. Las glándulas endocrinas unicelulares abiertas suelen poseer microvellosidades en el extremo apical, las cuales intervienen en la captura de estímulos desde el medio externo y para regular la secreción.
- Glándulas endocrinas pluricelulares, que se forman cuando las células progenitoras de las células endocrinas se sumergen en el mesénquima (tejido precursor del tejido conjuntivo), formando cordones celulares y perdiendo la comunicación con el epitelio de revestimiento.
Los cordones de células endocrinas, junto con los tejidos y estructuras de origen mesenquimático (tejido conjuntivo, vascularización) que las rodean, además de la inervación visceral, pueden quedar incluidos en otros órganos. Estos órganos pueden ser glandulares (por ejemplo, los islotes de Langerhans embutidos en el páncreas exocrino de mamíferos), o no (como es el caso del tejido endocrino interrenal (equivalente al corticoadrenal), que se aloja en el riñón de los peces teleósteos).
En otros casos, los cordones y los tejidos y estructuras acompañantes dan lugar a órganos endocrinos, como las glándulas suprarrenales de mamíferos, el tiroides o la adenohipófisis.
Las glándulas endocrinas pluricelulares se organizan histológicamente de dos formas:
- Glándulas parenquimatosas, en las que las células endocrinas forman cordones celulares, que se disponen entre numerosos capilares sanguíneos, como por ejemplo en los islotes de Langerhans (páncreas endocrino) o la corteza y la médula de las glándulas adrenales.
- Glándulas foliculares, como el tiroides, en las que las células secretoras se disponen formando folículos, constituidos por un epitelio simple, que rodea una cavidad en la que se almacena un precursor de la hormona activa.
Según el tipo bioquímico de hormona que secretan, las células endocrinas se clasifican en:
- Secretoras de péptidos o polipéptidos, que contienen gránulos basófilos o acidófilos de tamaño y ultraestructura muy variables. El citoplasma presenta áreas basófilas perinucleares, que se corresponden con el desarrollo del retículo endoplasmático rugoso. La liberación del contenido de los gránulos se produce por exocitosis.
- Secretoras de esteroides, que acumulan, a veces estacionalmente, gotas lipídicas y el citoplasma es acidófilo, debido al acúmulo de mitocondrias con crestas tubulares, y de túbulos del retículo endoplasmático liso que participan en la síntesis de las hormonas esteroideas. No hay acumulación de las hormonas esteroideas en gránulos y su liberación se produce a traves de la membrana plasmática, que es permeable a los productos lipídicos.
- Secretoras de aminas, tales como catecolaminas (adrenalina, noradrenalina, dopamina) o serotonina, que se almacenan en gránulos citoplasmáticos pequeños y que son difíciles de ver con técnicas de rutina. Aunque secretan aminas biógenas distintas, estas células se agrupan bajo la denominación de células APUD porque son capaces de capturar y descarboxilar precursores de aminas (Amine Precursor Uptake and Decarboxylation). El citoplasma de las células que sintetizan y almacenan catecolaminas, como las de la médula adrenal, se tiñe con sales de cromo, por lo que se agrupan bajo el término de células cromafines. Otras, como las que almacenan dopamina presentan autofluorescencia después de la fijación con formol. La secreción de las catecolaminas sucede por exocitosis del contenido de los gránulos.
Una glándula endocrina puede contener más de un tipo de células endocrinas, como sucede en las glándulas adrenales (suprarrenales) de mamíferos, en las que la corteza contiene células secretoras de hormonas esteroideas (corticoesteroides) y la médula aloja células cromafines secretoras de aminas (adrenalina y noradrenalina). O como en el tiroides, el cual comprende células foliculares, que secretan las hormas tiroideas (T3 y T4), y células parafoliculares (células C), que son células APUD (producen serotonina), pero que también secretan calcitonina (hormona polipeptídica).