Las células epiteliales pueden originarse a partir de cualquiera de las hojas embrionarias. Estas forman, inicialmente, láminas continuas del espesor de una sola célula, que recubren la superficie externa del embrión (ectodermo) y sus cavidades internas (mesodérmicas o endodérmicas). Posteriormente, durante el desarrollo embrionario, las células de estos epitelios se diferencian para dar lugar a los distintos tipos de epitelios de revestimiento y de glándulas exocrinas o endocrinas.
Las células epiteliales son, generalmente, células de vida media corta, porque suelen estar sometidas a los efectos diversos agresores físicos o químicos, así como a los debidos a su alta actividad metabólica. Por tanto, es normal encontrar células epiteliales dañadas o muertas que se desprenden de los epitelios.
La muerte de células epiteliales puede ser, también, una fase de su ciclo vital. Así, la cornificación de la epidermis de muchos vertebrados comprende la progresiva diferenciación terminal de los queratinocitos, que les conduce a formar las escamas del del estrato córneo. Igualmente, en las glándulas holocrinas, el proceso de secreción incluye la muerte de las células glandulares.
Por ello, la mayoría de los epitelios están en renovación constante, lo que implica procesos de mitosis y diferenciación celular. Así, en los tejidos de individuos adultos, es frecuente encontrar células epiteliales en mitosis en los epitelios. Estas células mitóticas son células progenitoras indiferenciadas, que tras dividirse dan lugar a otra célula progenitora y a una célula que se diferenciará para sustituir a otra.
En los epitelios de revestimiento simples, las células progenitoras con capacidad mitótica se localizan en el mismo nivel que las células diferenciadas. Pero, según el tipo de epitelio, se pueden localizar en regiones determinadas del mismo. Por ejemplo, en las criptas de Lieberkühn (glándulas exocrinas tubulares del intestino delgado), las células progenitoras se localizan en la región próxima al fondo de las mismas, por lo que la mayoría de las mitosis se observan en ese nivel.
La localización de las células progenitoras en zonas específicas de los epitelios es debida a múltiples factores humorales y físicos, que determinan un microambiente adecuado. Por ejemplo, uno de esos factores es la interacción con células de origen mesenquimático y sus productos. Así, las células progenitoras responsables de la formación y crecimiento del pelo se localizan en una zona precisa del bulbo piloso, que está en proximidad a la papila dérmica, donde se observan las mitosis que darán lugar a células epiteliales del pelo.
En los epitelios estratificados las células progenitoras se localizan en el estrato germinativo en contacto con la membrana basal, en el cual se observan las mitosis a partir de las cuales una de las células hijas se diferenciará en queratinocito, ascendiendo a los estratos superiores.